CARTA AL DIRECTOR

Sectarismo ideológico en las universidades españolas

Mirta Núñez Díaz-Balart
Mirta Núñez Díaz-Balart

La hija de la dictadura cubana que defiende a las víctimas del franquismo

Sectarismo ideológico en las universidades españolas

La universidad debe ser un espacio de libertad y aprendizaje donde los catedráticos y profesores  -desde el equilibrio - abren la mente de sus estudiantes, dotándoles de la capacidad de análisis y reflexión. 

Ser profesor o catedrático no significa eliminar la ideología de uno mismo, sino saber enseñar al alumno desde todo el espectro político para que sea el individuo quien saque sus propias conclusiones. Aún así, esto no ocurre en muchas de las instituciones universitarias españolas. De hecho, se repiten los casos de profesores y catedráticos que usan su posición para adoctrinar en una ideología o para avanzar un proyecto político.


 

El caso más reciente se da en la Universidad Complutense. La Cátedra «Memoria Histórica del siglo XX» ha sido la encargada de realizar el informe justificativo para quitar estatuas y monumentos supuestamente dedicados a figuradas del Franquismo.

Los medios tradicionales han centrado sus noticias en debatir sobre la idoneidad de retirar monumentos históricos, e incluso en criticar los monumentales errores históricos cometidos por la Cátedra de la Universidad Complutense.


 

Pero, detrás de esta controversia sobre el Franquismo, existe un problema más profundo: el sectarismo ideológico en las universidades españolas.

Resulta curioso que detrás de la Cátedra de la Universidad Complutense encargada de honrar a las victimas del Franquismo, se encuentra la hija de la primera y única mujer del dictador Cubano Fidel Castro.

Mirta Núñez Díaz-Balart ha destinado su vida académica al estudio de los crímenes franquistas. Todos los países que han sufrido dictaduras deben honrar a sus victimas. Lo curioso y lo que resulta irónico, es que en la Universidad Complutense sea un familiar de Fidel Castro quien realice esta labor. En este caso, y por unión familiar, sería más eficiente que Mirta Núñez Díaz-Balart dedicase su tiempo a estudiar también sobre las victimas de su padrastro.

España merece unas universidades garantes del pensamiento libre y defensoras de la democracia. En este marco, no caben profesores o catedráticos que provengan de dictaduras – de ninguna.