JAVIER P. VELASCO
Rajoy, Pontevedra y la Ecología

La Madre Naturaleza es muy sabia, y en el momento en que considere a la especie humana una amenaza, nos extinguirá
La Madre Naturaleza es muy sabia, y en el momento en que considere a la especie humana una amenaza, nos extinguirá
Hemos asistido en estos días a la declaración por parte del Ayuntamiento de Pontevedra al presidente Rajoy como “persona non grata” por la no clausura de la fábrica de celulosa de Ence en la Ría de Pontevedra, que es altamente contaminante. Al margen de las cuestiones políticas, como argumentación en contra del cierre de la fábrica se alegan los numerosos puestos de trabajo directos e indirectos que genera la citada actividad.
El calentamiento global es el gran asunto a debate en este siglo que acaba de empezar, y a la vez es la gran contradicción. Todos estamos concienciados de lo sucio que está el aire que respiramos, de la cantidad de CO2 que nos envenena las ciudades día a día; todos sabemos que las aguas de los mares están emponzoñadas de plásticos e hidrocarburos, recientemente nos hemos enterado que los mares soportan unos niveles de mercurio más que alarmantes.
Muchos saben (pero la mayoría ignora) que las centrales nucleares son auténticas bombas del juicio final. No se rían. Mijail Gorbachov, presidente de la Unión Soviética en el desastre de Chernobil de 1986, relata en sus memorias cómo después de la primera explosión en la planta nuclear, fue necesario el sacrificio humano de varios millares de “liquidadores” (personas que entregaron sus vidas minimizando el incendio que provocó la primera explosión) con el objeto de evitar una segunda deflagración que hubiera dejado ¡¡¡inabitable Europa entera!!! Repito, hubiera que haber desalojado el Continente entero.
Pues bien, después de esto no parece que haya habido un desmantelamiento masivo de centrales nucleares, si siquiera después del accidente de Fukushima, más bien todo lo contrario, siguen proliferando centrales nucleares por todo el mundo.
Les pongo un ejemplo muy simple: se ha detectado una acumulación de plásticos en los océanos alarmante, tan alarmante que se ha descubierto en el Pacífico una “isla de plásticos” del tamaño de Francia; ¡sí!, del tamaño de Francia.
¿La Unión Europea qué ha hecho?, que se sepa ha prohibido las aceiteras y vinagreras de cristal rellenables que se utilizaban en sitios públicos desde siempre, y ha implantado la “monodosis”, es decir, bolsitas de plástico individuales de aceite y vinagre de un solo uso. ¿Se imaginan ustedes los miles de millones de bolsitas de plástico que eso supone? No hace falta ser un premio nobel para saber que una parte muy importante de esos millones de toneladas de plástico acabarán en el mar engrosando la famosa “isla”.
Todas estas actividades que se relatan desde luego generan puestos de trabajo, pero tenemos que saber claramente dónde estamos y hacia dónde queremos llegar. Desde luego, se echa de menos que hubiera surgido la iniciativa de declarar “persona non grata” también a los autores de tales desmanes medioambientales.
En cuanto a las fábricas de celulosa, no sólo en Pontevedra existen, un servidor visita con frecuencia Huelva, y la fábrica de celulosa acude siempre a recibirle con su olor inconfundible. No se tienen noticias de que alguien por esos lares haya sido declarado “persona non grata” por el mantenimiento en el tiempo de tales fábricas. Imagino que las habrá repartidas por toda España. ¿Por qué? No sé en la de ustedes, pero en la casa de un servidor existe papel higiénico, servilletas de papel, pañuelos, rollos de cocina, toallitas para el culo de los niños… y seguro que algo se olvida.
En cuanto a los combustibles fósiles, todos detestamos lo que está pasando en Oriente Medio, criticamos a los americanos por su política exterior basada en gran parte en intereses que mucho tienen que ver con el petróleo. Pero preferimos olvidar que en el fondo lo que están haciendo es defender nuestra manera de vivir. Cuando acudimos al surtidor de gasolina, que nos dejen de tonterías de Oriente Medio, lo que queremos es que nos llenen nuestro depósito. Y como también tenemos la sana costumbre de coger aviones continuamente para irnos de vacaciones, o simplemente para irnos de fin de semana a Roma o Lisboa, que no nos vengan con cuentos, queremos nuestro billete de avión, por que el avión es lo más rápido.
Lo que parece indudable es que hace falta una auténtica conciencia ecológica a todos los niveles (nos va en ello nuestro futuro y el de nuestros hijos).
El medio ambiente comienza en nuestra cocina, en nuestro cuarto de baño y en nuestros hábitos y decisiones.
No tengamos ninguna duda, la Madre Naturaleza es muy sabia, y en el momento en que considere a la especie humana una amenaza, nos extinguirá. Así de claro. Y ese momento no parece estar muy lejano…