La robotización del trabajo

¿La amenaza o la herramienta a los trabajadores?
Cuando se habla que en el futuro los humanos serán sustituidos por robots, la mayoría de la gente empieza a discursar, a veces con ímpetu, que el paro se va a crecer, que la pobreza irá a aumentar, que habrá sublevaciones sociales y que tenemos que frenar el ritmo de la innovación.
La robotización laboral es un tema muy sensible a la sociedad. Es notorio que hay riesgos en la automatización del trabajo, no obstante, no toda labor será sustituida por los robots.
El último estudio elaborado por la OCDE, The Risk of Automation for Jobs (Riesgos de la Automatización en el Trabajo), señala que 9% de los trabajadores de los países la OCDE está en riesgo.
La robotización del trabajo será la cuarta revolución industrial. La humanidad tendrá que adecuarse a este nuevo modelo de sociedad. Como se ha adecuado a las otras tres que se han ocurrido en el pasado.
Las revoluciones industriales son oportunidades para la innovación, la creación y el emprendimiento. Será el momento de adaptarse a nuevas tareas, ya que los trabajos más predecibles e intensivos en mano de obra serán sustituidos.
A su vez, considerando los cambios que vendrán, es indispensable que los gobiernos produzcan los medios necesarios para que las personas se adapten a estos cambios, es decir, preparando medidas sociales y económicas para minimizar las alteraciones en la sociedad.
La división del trabajo que Adam Smith expone en La Riqueza de las Naciones con la Destrucción Creativa, concepto popularizado por el economista austriaco Joseph Schumpeter en su libro Capitalismo, Socialismo y Democracia. Los libros fueron publicados en 1776 y 1942 respectivamente. Conviene decir que los autores no estaban equivocados.
En conclusión, la automatización del trabajo traerá cambios inevitables a nuestras vidas, sin embargo, si supiéremos adaptarnos a los desafíos, seguro que la cuarta revolución no será una amenaza, sino una herramienta para desarrollar.