Ejecución inminente en Texas

Frenan la ejecución de la sentencia de muerte sobre el padre que mató a sus dos hijas
John David Battaglia, de 60 años de edad, se habría sumado hoy a una lista que reúne otros diez nombres más a los que se les ha aplicado la pena capital en Estados Unidos en lo que va de año.
Una venganza por una acusación de acoso de su ex mujer fue lo que llevó a este individuo en el año 2001 a marcar el número de teléfono de su antigua cónyuge para que ésta pudiera escuchar cómo asesinaba a tiros a las dos hijas, de seis y nueve años, que tenían en común.
Tras el parricidio, Battaglia fue directo a un estudio de tatuajes en el que le grabaron dos rosas en el brazo en memoria de sus pequeñas, Liberty y Faith y fue, al salir del local, cuando se produjo su detención.
A pesar de la sorpresa del colectivo tejano, el indulto que pedía su abogado alegando que su cliente padece una enfermedad mental severa, ha tenido sus frutos, puesto que el proceso se ha paralizado pocas horas antes de su ejecución. Para la defensa, su letrado se ha aferrado a la octava enmienda de la Constitución, método bastante popular en este tipo de sentencias, en la que se protege a los ciudadanos de “castigos crueles e inusuales”. Tras la futura celebración de un nuevo juicio, quedará por ver si se pospone la fecha de la pena o, si por el contrario, se estipula otro tipo de sanción o internamiento en algún centro psiquiátrico.
Sin embargo, no es el único en Estados Unidos que se encuentra a la espera de su última cena, y es que Georgia se dispone a poner fin a la vida de Joshua Bishop a finales de esta semana, por un delito de asesinato a una mujer en el año 1994.
Poniendo de manifiesto el rechazo más absoluto y evidente que provocan los crímenes a manos de estos hombres, y aplaudiendo que les hagan cumplir todos y cada uno de los años de condena que diga la ley, ¿Es ético que el mundo entero mire hacia otro lado sabiendo que en pleno siglo XXI se siguen cometiendo atrocidades como la pena de muerte?
Estados Unidos es sólo uno de tantos países en los que sigue vigente y aceptada entre sus ciudadanos la pena capital, ya sea a modo de inyección letal, silla eléctrica o, incluso en algunas naciones, ahorcamiento. En concreto, 32 de sus 50 estados, aprueban en la actualidad este tipo de crueldades. Pero, qué más lugares en el mundo realizan estas prácticas?
Sudán, Yemen, Arabia Saudí, Irán, China, Corea de Norte y Taiwán, encabezan, con diferencia, la lista de países con más sentencias de muerte ejecutadas del mundo. El asesinato, la homosexualidad y el delito de blasfemia, son las acusaciones más comunes que pueden llevar a una persona a verse en esta situación. No obstante, gran parte de África y Asia, aún conservan leyes que permiten estas condenas, aunque el número de las que se llevan hasta el final es mucho menor o nulo.
Teniendo en cuenta los numerosos casos que se saben (Y los otros que han intentado silenciar) de sentencias erróneas que se han ejecutado en todos esos países, da que pensar que no haya organización ni gobierno que se precie a “meter mano” de verdad en un asunto tan grave como este. Y es que, muchos de estos países, son los que pretenden dar ejemplo a las nuevas generaciones del mundo entero sobre cómo crear una sociedad más productiva y eficiente en numerosos ámbitos de la vida, cuando lo que deberían hacer es limpiarse las manos tan manchadas de sangre como las tienen. Pues, como dice una gran verdad, más vale un inocente en la calle que cien culpables encarcelados.