Chernóbil, aniversario del juicio final

En total se calcula que fueron más de 150.000 kilómetros cuadrados afectados por la radiación en un buen número de países de Europa
Estos días se está rememorando el treinta aniversario (26 de abril de 1986) del accidente nuclear en la central de Chernóbil (a 3 km de Pripiat, actual Ucrania) que, junto al de Fukushima (Japón) constituyen los dos accidentes nucleares más espantosos que han sucedido en la corta historia de la energía nuclear en la humanidad.
Unas cifras que producen horror: aunque únicamente murieron dos trabajadores de la central en la explosión, más de 100.000 habitantes tuvieron que ser desplazados de la zona de influencia del suceso; se calcula que entre 300.000 y 600.000 “liquidadores” sufrieron niveles insoportables de radiación (personas que estuvieron arrojando desde helicópteros sobre el incendio materiales tales como arena, arcilla, boro, plomo) con el objeto de evitar una reacción en cadena.
Estos “liquidadores” fueron auténticos héroes, ya que sin equipación adecuada, medios de ningún tipo, y recibiendo dosis de radiación inasumibles por el organismo humano, dejaron sus vidas en el empeño de evitar una segunda explosión, que a decir de todos los expertos hubiera dejado inhabitable Europa entera. Repito: inhabitable.
Finalmente se construyó, por unidades del Ejército Rojo un túnel subterráneo con el objeto de llegar debajo del incendio, que se terminó rellenando con hormigón, con el objetivo de evitar el hundimiento del núcleo y que éste llegara a tocar el agua de los depósitos subterráneos. Posteriormente se construyó un “sarcófago” de hormigón con el objeto de aislar el reactor del exterior.
Dicho “sarcófago” se comprobó posteriormente que sufría deterioros importantes por diversos efectos, y finalmente gracias a la financiación internacional se inició la construcción de una nueva estructura ovalada de acero que está previsto que sea eficaz durante al menos 100 años. Está estructura se finalizará en 2017.
En total se calcula que fueron más de 150.000 kilómetros cuadrados afectados por la radiación en un buen número de países de Europa. Una gran parte de ese terreno queda condenado a permanecer inhabitable de por vida y por muchas vidas.
Lo que es imposible cuantificar fue el número real de víctimas que se han producido a lo largo de estos años, por la contaminación radiactiva o por cualquiera de las causas que van asociadas a ellas (cánceres de todo tipo).
Aunque al parecer Chernóbil no cumplía en su momento unos estándares mínimos de seguridad, y tampoco parece que los empleados que manejaban el reactor durante aquella fatídica prueba de seguridad (que desencadenó la catástrofe) tuvieron los niveles de capacitación necesarios, la Energía Nuclear de fisión ha quedado seriamente tocada por la gran cantidad de inconvenientes que lleva aparejados.
Aunque países como Alemania, tras la catástrofe de Fukushima, decidieron dar un “parón nuclear”, es decir, en 2011 decidieron el cierre ordenado de las centrales nucleares que esperan que se complete en 2022. Hay un cierto número de países que están apostando igualmente por el “parón nuclear”, sobre todo mientras la opción de “fusión nuclear” (energía segura, inagotable y limpia) no pase de ser una expectativa de futuro.
La Energía Nuclear hoy, en el mundo tan convulso en el que vivimos, se ha convertido en una terrorífica amenaza que los gobiernos deben poner coto final cuanto antes. La amenaza nuclear a la que se enfrenta el mundo es de primera magnitud. Enumeremos a dictadores sin escrúpulos con acceso a la tecnología nuclear, catástrofes naturales que pueden influir en la seguridad de las Centrales (véase Fukushima, provocado por un terremoto), o la amenaza terrorista con las bombas atómicas o con posible atentados a centrales nucleares. No olvidemos que la mayoría de estas centrales se diseñaron y construyeron cuando el terrorismo no era una amenaza cierta sobre ellas.
Todas estas razones se refuerzan todavía más cuando el mundo dispone de energías alternativas cada vez más eficientes, y sobre todo y como razón más importante, más seguras. El coste más elevado de las energías alternativas nunca puede ser una razón de peso en el debate. Recuerden: EUROPA INHABITABLE.