La cesta de la compra de un celíaco es más cara

Los productos básicos como la pasta o el pan sin gluten cuestan el doble que los elaborados con dicha proteína
En España casi 600.000 personas, un 1,5% de la población, padecen la enfermedad celíaca. Para todos ellos llenar el carrito de la compra siempre resulta una carga adicional que para el resto de ciudadanos, ya que, de media, pagan cada mes 100 euros más por la compra de sus productos, es decir, casi 1.300 euros al año, llegando a ascender en muchos casos a más del doble de lo que costaría una cesta de comida “normal”.
Este es un gasto que muchos no tienen más remedio que soportar, pero no todos pueden hacerlo. Por ello, aunque la brecha económica se haya reducido, pues es cierto que cada vez más gente descubre que padece esta enfermedad, las familias con celíacos continúan reclamando una subvención estatal en la que poder apoyarse, pero esa ayuda nunca llega.
Según un estudio publicado por la Asociación de Celíacos y sensibles al gluten de la Comunidad de Madrid, España no ofrece ningún tipo de ayuda por la adquisición de productos sin gluten, y a día de hoy, solo algunas comunidades, como la de Navarra, otorga una subvención de 90 euros al mes por enfermo dentro de cada familia. A pesar de todo, esta ayuda sigue resultando insuficiente si comparamos los precios de los productos más básicos, como son las galletas, la pasta e incluso el pan que todos comemos a diario.
Por todo ello, en febrero de 2016, se presentó en la asamblea de Madrid una proposición no de ley en la que principalmente se pedía que se incluyeran menús específicos para celíacos en centros sanitarios y escolares, un abaratamiento de los productos y la creación de un mapa epidemiológico de pacientes celíacos, entre otros puntos.
Aunque el precio de los alimentos es sin duda una de las grandes preocupaciones para los celíacos, sobre todo en el caso de las familias que cuentan con niños que padecen la enfermedad, esta no es la única. Salir a comer o cenar con los amigos o la familia también es un aspecto conflictivo en la vida del celíaco, sobre todo en la adolescencia, cuando tan importante es compartir este acto social fundamental en nuestro país.
Es cierto que la oferta de productos destinados a este colectivo ha aumentado considerablemente en supermercados, como por ejemplo Mercadona, que cuenta con una amplia gama de alimentos sin gluten, y los restaurantes han empezado a introducir cartas para celíacos con cada vez mayor variedad de alimentos, pero sigue siendo complicado para quien padece esta enfermedad lidiar con ese “los celíacos no lo pueden tomar”, “la oferta no se aplica al menú para celíacos” o ese “lo siento, pero es muy probable que contenga trazas”, entre otros, haciendo que estos tengan que conformarse y no disfruten al máximo de su comida.
Solo 1 de cada 100 personas es celíaca pero siempre hay que recordar que no se trata de una moda ni de un capricho, el celíaco no lo elige y es una enfermedad para toda la vida, que además afecta a todo el cuerpo. Es necesario que la sociedad se conciencie y sea cada vez más solidaria con este colectivo para hacerlos sentir iguales aunque tengan que comer productos algo diferentes.