470.000 de dinero público en encuestas: ¿Para qué?

¿Se debe financiar encuestas a pie de urna con fondos públicos? ¿Qué utilidad real tiene?
En las elecciones del domingo, la televisión pública estatal junto a cadenas autonómicas miembros de la FORTA, gastaron un total de 470.000 euros en una macro encuesta a pie de urna. En una nota de prensa, TVE presentó esta encuesta como la “mayor encuesta jamás realizada en nuestro país”, entrevistando a más de 177.000 personas en más de 1200 colegios electorales en todo el territorio nacional.
La realidad es que a pesar del elevado coste, la encuesta no acertó ni en diputados ni en porcentaje de votos. En cuanto a diputados por ejemplo, la encuesta predecía que el PP obtendría entre 114-118, el PSOE entre 81-85, Podemos entre 76-80, Ciudadanos entre 47-50 e IU entre 3-4. Finalmente el PP obtuvo 123 escaños, PSOE 90, Podemos 69, Ciudadanos 40 e IU solamente 2.
Evidentemente, las encuestas son sólo encuestas, y ningún sociólogo las defiende como una predicción de la realidad. Pero, frente a la ineficacia de los resultados, surge la duda sobre la efectividad de destinar recursos públicos para la elaboración de encuestas que ni siquiera se asemejan al resultado final. De hecho, si los resultados de la encuesta de TVE hubiesen sido correctos, Mariano Rajoy estaría más cerca de una mayoría absoluta con el apoyo de Ciudadanos.
Lo cierto es que esta no ha sido la única encuesta que predice resultados que no se cumplen. Durante toda la semana de campaña, las encuestas mostraban un mayor apoyo para Ciudadanos del que finalmente obtuvo. Curiosamente, en otros países también se repite este mismo fenómeno – En las últimas elecciones de 2015 en Reino Unido, todas las encuestas predecían una derrota de David Cameron, quien finalmente obtuvo mayoría absoluta.
A esta incapacidad para predecir resultados veraces, se suma el avance tecnológico por el cual los ciudadanos son capaces de conocer los resultados finales prácticamente al instante. En estas elecciones por ejemplo, las televisiones, radios, y periódicos informaban al instante sobre los datos reales. De hecho, el espacio de tiempo entre los resultados de la encuesta a pie de urna, y el primer escrutinio no fue más de tres horas. Es evidente que las encuestas a pie de urna suman contenido, entretenimiento y emoción, a una audiencia expectante y ávida por obtener información. Pero, teniendo en cuenta sus costes, su ineficacias en predecir resultados y los avances tecnológicos que garantizan información al instante, ¿se debe financiar encuestas a pie de urna con fondos públicos? ¿Qué utilidad real tiene?