R. Melgar

Ciudades sirias: los vestigios del mundo contemporáneo

De centros urbanos y culturales a ruinas y escombros

Cinco años de guerra en Siria han provocado ya la muerte de cientos de miles de personas y la escalofriante cifra de 5 millones de desplazados que, en la actualidad, se han convertido en refugiados que buscan asilo en Europa y en los países vecinos al suyo. El territorio sirio está completamente destruido debido al conflicto y parte de él ha sido asediado por el Estado Islámico.

Este es el caso de Raqqa, situada al norte del país e invadida por el grupo terrorista en el año 2013. Al igual que otras ciudades sirias, Raqqa constituía un importante enclave histórico antes del conflicto, si bien hoy en día solo es testigo de las ejecuciones públicas cometidas por el EI y del yugo bajo el cual vive la población, formada por unos 200.000 civiles.

El mismo camino ha seguido Homs, la tercera ciudad más grande del país, situada a menos de 60km de la frontera libanesa. Durante los últimos años, ha presenciado los combates entre el gobierno sirio y las fuerzas rebeldes, lo que ha provocado que se convierta en la ciudad que más daños ha sufrido como consecuencia de la guerra. La cifra actual de habitantes no supera los 300.000, mientras que antes del conflicto se estima que poseía una población de 900.500 personas.

También muy cerca del Líbano se encuentra Damasco, la segunda ciudad más poblada y la capital de un país que actualmente solo está formado por ruinas y habitado por aquellos que no han podido o no han querido huir. Gracias a sus miles de años de existencia, Damasco constituía un centro de referencia no solo histórica, sino también cultural y comercial. Al igual que Homs, hoy en día es el escenario del enfrentamiento entre los rebeldes y los soldados de Bashar Al-Assad.

Completamente destrozada se encuentra asimismo Alepo, cuyas imágenes recuerdan a la Varsovia de la Segunda Guerra Mundial, con sus calles y avenidas destruidas y vacías, con edificios que difícilmente se tienen en pie. La población, que antes del conflicto contaba con más de 2 millones de habitantes, se reduce en la actualidad a 1 millón y medio de personas que, atrapadas en su propia ciudad, mueren de inanición y no tienen acceso a ayuda humanitaria.